Las sociólogas Rosario León y Julia Durán, del Centro de la Realidad Económica y Social (Ceres), elaboraron dos investigaciones que muestran los efectos de la pandemia en Bolivia.
La primera investigación, realizada el 2020, continúa procesando los datos cualitativos de 110 testimonios de personas y grupos de diferentes poblaciones en cinco departamentos de Bolivia, y tres casos en países de Europa.
El estudio, de carácter exploratorio, focalizó el análisis en la sociabilidad y los efectos de la pandemia en ella. La sociabilidad entendida como las condiciones cómo la gente actúa entre sí y cómo interactúa basada en códigos, normas, hábitos cotidianos para poder desenvolverse en sociedad.
Los resultados obtenidos por la pareja de profesionales muestran cómo la pandemia afectó las formas de vivir en sociedad y generó malestar tanto en las condiciones socioeconómicas de los hogares como en la condición emocional de los individuos, en tal medida que, actualmente, se puede afirmar que estamos ante una crisis de salud mental de la población, que se expresa de diferentes maneras.
La afectación en la salud mental de las personas, expresada en los testimonios, se hace visible cuando se señalan sentimientos de ansiedad, miedo, preocupación o actitudes de silenciamiento y evasión sobre la situación vivida.
Por esta razón, la visibilización de la magnitud de la problemática requiere de estudios más profundos para poder señalar medidas de contención o respuesta a nivel de políticas estatales, explica León.
La encuesta realizada por Ceres-Datacción y Cosude-Solidar, junto con otros profesionales en 155 municipios de todo el país permite cuantificar de manera inicial la existencia de esta problemática. De esta manera, el Ceres contribuye con enfoques metodológicos complementarios al análisis multidisciplinario de esta problemática.
La especialista comienza el análisis de variables simples como la preocupación expresada por los entrevistados sobre la pandemia y municipios desagregados por tamaño de la población. El gráfico a continuación muestra los siguientes resultados:
Observando los datos por tamaño de población, por municipio, se identifica que en las comunas de más de 500.000 habitantes y de 100.000 a 500.000, el 61,4 y 65 por ciento, respectivamente, de los encuestados expresan alta preocupación por los efectos de la pandemia.
En cambio, en los municipios más pequeños, de 40.000 a 100.000 y menos de 40.000 habitantes, el 53 y 61,2 por ciento señalan poca o nada preocupación por el coronavirus.
Asimismo, León dijo que este dato podría hacer suponer que se trata de poblaciones con menor grado de información o con mayor capacidad de resiliencia en su vida cotidiana, como se observó en los testimonios realizados en la investigación exploratoria.
Los testimonios señalan que tener miedo no es bueno para afrontar los efectos de la pandemia y, por tanto, estas poblaciones evitan el estar preocupadas. Sin embargo, la afectación en la salud mental se evidencia cuando la enfermedad y la muerte causan dolor y malestar emocional por las condiciones en las que se ven afectados los miembros de las familias, cuando no pueden acceder a servicios médicos o cuando no pueden cumplir con los rituales tradicionales para enterrar a sus muertos.
En cuanto cómo afecta la pandemia, el 19,3 por ciento de los encuestados están afectados por el aburrimiento y el 48,6 por ciento está afectado por la preocupación, categoría que en los testimonios se expresa en términos de ansiedad e incertidumbre.
Los datos sobre la condición emocional señalan al mal humor, nerviosismo, violencia y alcoholismo con menor incidencia. Sin embargo, estas situaciones, según datos secundarios de oficinas estatales como la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, muestran que el maltrato, violaciones, abandono de niños y feminicidios subieron en intensidad durante la cuarentena y continúan en las siguientes fases de la pandemia.
Sumando los datos señalados, el 79,9 por ciento de los encuestados tienen algún tipo de afectación emocional.
Relacionando el grado de preocupación por los quintiles de riqueza, se observa que los más ricos presentan un 35,8 por ciento de casos con mayor preocupación por la pandemia, frente a los menos ricos que llegan al 31,4 por ciento de los menos preocupados.
Siguiendo con la observación de los datos de otras variables consideradas en la investigación, se denota que el acceso a información y la educación pueden justificar esta situación, ya que las familias más pobres son las más vulnerables.
Precisamente son las más afectadas por el acceso a información o por la cantidad y calidad del tiempo dedicado a la sobrevivencia, y la condición del equipamiento de sus hogares como el acceso a dispositivos digitales, sobre todo los destinados a la educación de los niños en edad escolar y no dejan tiempo para usar estos medios para informarse, según los testimonios de las familias más pobres, las cuales tampoco acceden a otros medios de información.
Cabe mencionar que estos datos no son verificables en la encuesta.
León concluye este análisis preliminar advirtiendo que las señales sobre la situación de las familias muestran afectaciones en la salud mental de sus miembros. Esta situación debe llamar la atención sobre la necesidad de tomar en cuenta la salud mental como una problemática de salud pública que afecta a las capacidades de resiliencia de las familias, que al encontrarse afectadas emocionalmente reducen su capacidad de generar estrategias efectivas para superar los efectos de la pandemia por sí mismas.
84% de la población
Tiene preocupación a causa de la pandemia, y solo el 15 % señala no estar preocupado.
El estudio emerge de 1.199 encuestados por el Centro de la Realidad Económica y Social.
FUENTE: LOS TIEMPOS
https://www.lostiempos.com/actualidad/pais/20211017/encuesta-pandemia-afecta-salud-mental-hogares
COMMENTS