Luego de que la Fundación Simón I. Patiño compartiera su posición sobre los cambios internos en la institución, trabajadores de hace más de 25 años en sus repositorios se pronunciaron.
“Nuestra Fundación jamás dejará de promover la cultura y el cuidado de la producción intelectual del país. Es por ello que realiza ajustes necesarios que permitirán dar larga vida a las bibliotecas de la Fundación y así mantener las obras y el patrimonio”, dijo José Baudoin, director nacional de cultura de la Fundación I. Simón Patiño, en un comunicado de prensa.
“Los cambios se deben a la difícil situación que puso a muchas entidades en el mundo la pandemia, pero no a una falta de compromiso con el país y su cultura”, explicó. Según adelantó la institución, se creará una nueva estrategia de manejo de documentación que permitirá un ordenamiento diferente de las obras existentes, pero siempre manteniendo las bibliotecas.
Carta abierta
Jackelinne Mejia Arias, David Córdova Ramírez, Maria Elena Sabja Daza, Sergio Rocha Aranibar y Carla Montaño Montaño, trabajadores de la institución, compartieron una carta informando al público “la masacre blanca efectuada por los altos administrativos de la Fundación Simón I. Patiño, con sede en la ciudad de Cochabamba, el día jueves 21 de octubre, en contra de todo el personal de las bibliotecas de Cochabamba (Biblioteca Central y el Centro del Literatura Boliviana) y de La Paz (CEDOAL, Centro del Cómic y la Animación)”.
“A pesar de nuestra dedicación de más de dos décadas, desde hace varios meses hemos venido soportando acoso laboral: se nos decía de manera sistemática y repetitiva que la FUSIP se hallaba en una severa crisis; que el fondo destinado a la cultura decrecía constantemente; que la institución no podía sostener más al personal en ejercicio”, afirman en la carta.
“Luego, en una reunión sostenida el 9 de septiembre de 2021 con el Director de Ginebra, Sr. Frédéric Debrey, este se comprometió con nosotros, garantizando nuestras fuentes laborales hasta el mes de diciembre de 2021, comprometiéndose a que no habría despidos pero sí una reducción importante de salarios a partir del mes de noviembre para sobrellevar la crisis. Se nos anunció que, en el mes de diciembre, se definirían el destino de las bibliotecas y, por lo tanto, que esperáramos hasta el mes de enero para conocer su decisión”, dicen.
Sin embargo, el 21 de octubre, luego de darse cuenta que sus cuentas institucionales estaban cerradas, fueron citados a firmar su renuncia, uno por uno. “Resulta importante añadir que, en la sala contigua, ellos tenían tres abogados preparados para hablar con nosotros, mientras que nosotros carecíamos de todo asesoramiento legal y apoyo sindical”.
La institución aseguró que carecen de los recursos para solventar las bibliotecas y su personal. “Cuando preguntamos acerca del destino de la biblioteca y los fondos bibliográficos, pues nos preocupó que habrían de deshacerse de su valioso material bibliográfico y documental acopiado durante más de medio siglo, nos respondieron que no sabían qué harían con estos recursos”.
“El cierre de estas unidades de información, constituye un atentado contra la cultura y educación de Bolivia, una horrenda falta de respeto hacia el trabajo de los investigadores de nuestra realidad nacional y de los bibliotecarios que vimos nacer esta institución y ayudamos primorosamente a nutrirla”, aseguraron.
Se les pidió, además, desalojar sus oficinas de forma inmediata.
FUENTE: LA RAZÓN
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