La impulsora de la Red, de 26 años, venció con perseverancia y voluntad la desconfianza que generaba su poca edad cuando empezó su aventura; un lustro atrás.
Desde hace cinco años, Andrea Raiza Henao Choque, trabaja en un emprendimiento propio de índole social. En este tiempo, su idea de aportar con soluciones ante el desempleo juvenil, un 40% de la población en edad de trabajar, según destaca, ha dado frutos vigorosos, llegó a unos 2.000 chicos y chicas y ha consolidado un modelo de negocio inspirado en la “era de la colaboración”.
Esta era se caracteriza porque las empresas están dejando la visión de que su funcionamiento y organización deben mantenerse en el más absoluto secreto para abrirse a la “colaboración” de otras voces que aportan en el desarrollo y crecimiento de los negocios. Este nuevo paradigma se debe, en parte, a que las nuevas tecnologías dispersan rápidamente la información y la ponen a disposición de millones de personas en segundos y, por ello, los negocios tienen pocas posibilidades de sorprender a los posibles clientes.
“Comencé con el emprendimiento cuando estaba en el segundo o tercer año de universidad (es ingeniera comercial y administradora de empresas) y me di cuenta que había que buscar soluciones para superar los problemas que tenemos los jóvenes”, señala Henao.
Las limitaciones a las que ella hace referencia hallan su demostración en las estadísticas: “La problemática del desempleo juvenil, es muy grande, no solo en Bolivia, también en toda Latinoamérica. En Bolivia, si para una persona que no está en este rango, el desempleo está en un 2,8% para un joven, la cifra se duplica a 4,8%. En el mundo hay 71 millones de jóvenes desempleados”.
Frente a esta situación, Henao decidió fundar la Red de Universitarios Jóvenes Emprendedores (RUJE Bolivia) “con jota”, dice entre risas.
Esta Red “ya es una organización consolidada. En estos años, hemos conseguido realizar alianzas con otras instituciones y tenemos una red de voluntarios”, 29 de estos últimos, todos universitarios con ideas propias para realizar sus emprendimientos.
RUJE está aliada con la Cámara Nacional de Comercio (CNC) y el Gobierno Autónomo Municipal de La Paz (GAMLP).
“Gracias a estas alianzas hemos podido presentar nuestra propuesta a muchos jóvenes. Realizamos talleres y compartimos las herramientas que pueden ayudarles a desarrollar sus ideas, hacer un modelo de negocios, preparar un plan”, enumera Henao.
Tanto la Cámara, como el Gobierno local brindan espacios para que RUJE pueda compartir estas herramientas con quienes se animan a participar en las convocatorias. Las propuestas de la Red han llegado a chicos y chicas que estudian en las universidades y a hombres y mujeres que ya tienen familias propias. “Tenemos talleres en los ambientes de la Cámara”.
“Con el Gobierno Municipal de La Paz -continúa- nos reunimos para capacitar a colegios y, a partir de este año, estamos viendo la posibilidad de trabajar con universidades. Ellos premian las mejores ideas y nosotros los capacitamos en las metodologías. Nuestros talleres son más vivenciales, experienciales, queremos dar un paso más allá de la teoría que se aprende en las universidades”.
El emprendimiento de RUJE ya superó el “valle de la muerte”, frase que aplica a los tres primeros años de funcionamiento de un emprendimiento. En este tiempo, las ideas de negocio pueden crecer y consolidarse o morir de inanición.
Para fortuna de Henao la Red, si bien ha conocido dificultades, también ha cosechado éxitos y reconocimientos. “Al principio fue muy difícil. Costó conseguir apoyo, especialmente financiero, porque me veían joven, mujer y emprendedora y pensaban que no iba a responder a las expectativas, tenía que demostrarlo y justificarlo todo a cada paso”, recuerda con optimismo la joven de 26 años.
En todo caso, esas pruebas han sido superadas. En la actualidad, RUJE tiene apoyo financiero, principalmente de organizaciones canadienses, ha conseguido publicar un libro con experiencias de jóvenes emprendedores, editado por la emprendedora, e involucra a un grupo de 29 voluntarios para compartir y difundir los tips para que las ideas de negocios sean una alternativa frente al desempleo.
“Ahora, RUJE tiene proyección, atrás quedaron las susceptibilidades. Gracias a nuestra página web y las redes sociales, emprendedores de otros países y departamentos quieren que compartamos nuestras herramientas”, dice con una sonrisa que cubre su rostro.
Voluntariado con los pares
El trabajo de la Red de Universitarios Jóvenes Emprendedores (RUJE Bolivia) se basa en la solidaridad.
La Red está conformada por un grupo de 29 voluntarios. Estos chicos y chicas, todos estudiantes universitarios, o ya profesionales, aprenden los secretos del emprendedurismo y cómo hacer realidad sus ideas de negocio, luego, comparten estos conocimientos con otras personas interesadas en el autoempleo.
De esta manera, mientras estos jóvenes adquieren las herramientas que necesitan para superar sus problemas de desempleo, tienen la posibilidad de que sus vivencias sean útiles para otras personas.
Una característica de estos voluntarios es que no todos recibieron formación universitaria en las áreas administrativas. En el grupo, además de estudiantes de las áreas comerciales, hay abogados, operadores de turismo, ingenieros de sistemas, comunicadores y politólogos.
Como se mencionó, mientras los jóvenes comparten con otros jóvenes, también aprenden las técnicas del emprendedurismo. Para ello, están incluidos en un programa de formación semanal y, a la par, en una suerte de concurso interno, pensado para que las mejores ideas tengan la posibilidad de conseguir los recursos económicos vitales para la consolidación de sus futuros negocios y emprendimientos.
“Los ponemos en contacto con las fuentes de financiamiento, ellos tienen ideas claras y los conocimientos para alcanzar sus metas, cuando ellos tienen este aval, tienen más posibilidades de acceder a los créditos que necesitan”, dice la directora de RUJE Bolivia, Andrea Henao.
Ocho historias, ocho sueños, ocho visiones
El texto, Jóvenes bolivianos emprendedores impactando el mundo, es la primera producción intelectual de la Red Universitaria de Jóvenes Emprendedores (RUJE Bolivia).
El texto, editado por la directora de RUJE, Andrea Henao Choque, destaca las experiencias laborales de ocho jóvenes, hombres y mujeres, que apostaron todo por un sueño e hicieron realidad emprendimientos económicos de diversa índole.
Estos emprendedores, que tienen en común su juventud, son: Daniella García Moreno, Antonio Mendoza, Madelein Segurondo Illanes, Manuel Laredo Garnica, Cecilia María Jaúregui Gamarra, Alfonso Jorge Gallegos García, Zoraida Cecilia Tapia Benítez y la propia Andrea Henao.
“Este material es el resultado de los testimonios brindados por jóvenes emprendedores que cotidianamente se destacan por su perseverancia y pasión para brindar soluciones de manera innovadora a diversas problemáticas que aquejan a la sociedad”, destaca la introducción del libro.
La publicación incluye experiencias de educación en nuevas tecnologías, negocios verdes, alimentación y nutrición, reciclado de neumáticos, papeles y plásticos, diseño e impresión digital de prótesis y la organización de Henao que se dedica a promover e impulsar los emprendimientos de profesionales jóvenes.
Si bien estas ideas de negocio, parecen diferentes entre sí, comparten en común sus cualidades creativas para plantear soluciones a problemas que existen en Bolivia.
El texto tiene un formato interactivo que facilita la lectura y, a la par, se convierte en una herramienta de inspiración y educación para quienes tienen deseos de caminar por el camino de la autogestión y la creación de emprendimientos; ya sean de índole económica o social.
La edición e impresión de la mencionada publicación se hizo realidad gracias al auspicio de la organización de cooperación Cuso International y la cooperación de Canadá en Bolivia.
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Fuente: Periódico digital “Página Siete”
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