Los niños desplazados con discapacidades enfrentan múltiples barreras

Los niños desplazados con discapacidades enfrentan múltiples barreras

El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2019, publicado hace dos semanas, se centra en la migración y el desplazamiento. Al hablar de las personas desplazadas con discapacidad, empieza por evocar una premisa establecida por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, el hecho de que tener un impedimento no crea en sí mismo una discapacidad; más bien, lo que “discapacita” es una sociedad que no logra incorporar y ayudar. Para los niños refugiados que viven con una discapacidad y que han sido obligados a abandonar sus hogares, la falta de asistencia en sus nuevos entornos es particularmente dura.

Un familiar empuja la silla de ruedas de John por los caminos de tierra del Campamento 3 para la protección de civiles del en Juba. Los caminos irregulares dificultan el movimiento de las personas con discapacidades físicas por los campamentos. Crédito: 2017 Joe Van Eeckhout para Human Rights Watch.

El Informe enfatiza que se necesitan más datos para ayudar a los gobiernos a facilitar la integración de los refugiados que viven con una discapacidad. La falta de datos, junto con el uso de métodos anticuados para medir la discapacidad, dan una imagen distorsionada de la escala y la naturaleza del problema.

El concepto monolítico de “discapacidad” no es útil para monitorear y diseñar respuestas. Las necesidades varían dramáticamente según el tipo de discapacidad que tienen las personas. Una encuesta de Pakistán muestra que los refugiados con dificultades para ver tenían la mayor probabilidad de asistir a la escuela (52%), mientras que aquellos con dificultades de autocuidado tenían la menor (7,5%).

Un niño con una discapacidad no puede hacer un viaje difícil por un largo camino de tierra o subir varios tramos de escaleras a su aula diariamente. Sin embargo, las escuelas a las que asisten los refugiados suelen ser improvisadas o difíciles de alcanzar, tanto en los campamentos como en las ciudades.

En sus países de origen, es posible que los niños tuvieran acceso a un transporte gratuito que los llevara a la escuela; tales instalaciones son poco frecuentes en un entorno de refugiados. La pérdida de computadoras y otras herramientas tecnológicas que empoderaban y capacitaban a los niños con discapacidades en su hogar también pueden cambiar sus vidas. Nuestro Informe cita el ejemplo de un niño refugiado sirio que se vio gravemente afectado por la pérdida de la computadora con la que se comunicaba, aprendía y jugaba.

La calidad de la educación se ve afectada en todas sus dimensiones en las situaciones de desplazamiento, y los maestros a menudo mencionan la falta de formación para hacer frente a sus nuevos entornos escolares. La formación para los maestros sobre cómo apoyar a los estudiantes con una discapacidad es aún menor. Muchos ni siquiera son maestros formados, sino trabajadores poco remunerados o voluntarios empleados por ONGs. Si se cobran cuotas, es posible que las familias refugiadas no envíen a sus hijos con discapacidades a la escuela, priorizando las necesidades de sus hermanos sin discapacidades. También pueden ocultar las discapacidades de sus hijos debido al estigma social, o al temor al rechazo por parte de las autoridades de inmigración o del gobierno. Los datos muestran que, entre los refugiados con discapacidades, los niños, las niñas, los adolescentes, las personas mayores y las minorías étnicas y lingüísticas son las que más sufren debido a la agregación de desventajas.

Los hallazgos del Informe muestran que hay dos cambios fundamentales en los contextos de los refugiados que ayudarían a reducir las barreras a la inclusión de los refugiados con discapacidades. Uno de ellos es la voluntad política. Se ha elogiado a Uganda por dirigir el financiamiento de la formación profesional y la generación de ingresos hacia los refugiados discapacitados, aunque dicho financiamiento debe ser a largo plazo para lograr un cambio real.

El otro es la necesidad vital de informar a los grupos locales para las personas con discapacidades sobre la presencia y las necesidades de los refugiados discapacitados. Esta falta de información, junto con las barreras lingüísticas, puede significar que los refugiados discapacitados pierdan el apoyo y la abogacía de las ONG locales. Los refugiados en Uganda se han beneficiado del diálogo entre las organizaciones locales de personas con discapacidades y las agencias de refugiados y desarrollo presentes en el país. Este diálogo no solo mejora sus condiciones, sino que también enseña a los refugiados afectados a abogar por sí mismos y les ayuda a desarrollar su conciencia sobre sus propios derechos.

Aprovechando la dinámica en torno al 25º aniversario de la Declaración de Salamanca de 1994 sobre la educación inclusiva, el Informe GEM 2020 sobre la inclusión examinará cómo la superposición de desventajas afecta a una amplia gama de niños vulnerables en todo el mundo. Explorará la exclusión de la educación de muchos grupos, incluidos los niños en entornos de conflicto, los nómadas y los niños en zonas rurales remotas y de minorías étnicas y lingüísticas, pero sobre todo examinará la discapacidad. Lea la nota conceptual y la consulta (ahora concluida), que ya ha recibido alrededor de 5.000 visitantes y más de 150 comentarios en línea y por correo electrónico.

Fuente: Campaña Mundial por la Educación –CME

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