Cochabamba.- Una mañana de 1994, José Luis Pozo abrió los párpados y sólo vio oscuridad. La retina de sus ojos se desprendió y su visión desapareció. Dos días antes había sufrido un accidente de tránsito, del que sólo notó moretones y heridas pequeñas.
Luego, en su jornada como programador, observó luces inusuales en el monitor. “Retiré la mirada de la pantalla y esos globos de luces que veía seguían apareciendo, entonces supe que era mi vista”, relató José Luis, desde sus escritorio de trabajo.
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Al acudir al médico, se le alertó del daño en su retina para el que requeriría una costosa cirugía. Abandonó la sala y al día siguiente su visión se fue. Entonces tenía 24 años.
Actualmente, a sus 42 años, se desempeña y es una de las pocas personas ciegas que asume la dirección de una institución, en este caso el centro de rehabilitación para ciegos Manuela Gandarillas.
La mayoría de los visitantes ajenos a la institución se sorprende cuando se encuentra con una persona ciega en el despacho del director. A José Luis no le importa esto, por el contrario, le da más fortaleza.
Volcar la página
“Desde el día que perdí la vista, pasé los seis meses más oscuros de mi vida. Estaba encerrado, me golpeaba con las cosas, tomaba medicamentos e inyecciones, pero nada hacía efecto”, relató.
Tras siete cirugías, logró ver con el ojo derecho por un breve tiempo. Pero una retinopatía nuevamente afectó su vista definitivamente.
“Una noche, mi vida cambió. Y yo estaba en mi cama, preguntaba por la existencia de Dios y tuve un encuentro que en un tronar de dedos me hizo comenzar de nuevo”, comentó con una sonrisa.
José Luis volcó la página del episodio de la pérdida de su vista e inició un nuevo capítulo. Decidió entrar a la universidad a estudiar Teología. Ahí conoció a su esposa, con la que tuvo tres hijos.
Posteriormente, ganó una beca para estudiar Inglés en el Centro Boliviano Americano (CBA) e ingresó al Centro de Rehabilitación para Ciegos Manuela Gandarillas, donde ahora trabaja como director.
“Para mí, cumplir como director tiene mucho significado por la experiencia que he pasado (…) me permite decir a las personas que han pasado por lo mismo que sí se puede, que los perjuicios siguen existiendo y quizás sigan, pero hay que insistir por romperlos”, sostuvo.
Pozo manifestó que las personas con discapacidad visual deben luchar a diario contra los perjuicios que continuamente los ubican bajo un manto “sobreprotector” o limitaciones de todo tipo.
“Las personas con discapacidad no somos lo que la gente piensa: pobrecitos o que debemos estar en una parroquia o una esquina relegados; somos capaces de muchas cosas”, expresó.
El director explicó que, pese a la existencia de normativas nacionales y municipales, existe un brecha entre lo que dicen los papeles y la realidad.
“Creo que todavía existe una resistencia pese a que hay documentos de por ejemplo no dar lugar a las barreras estructurales, sólo en algunos lugares más modernos existen rampas, pero no en todos (…) En el tema de semáforos sonoros, los hemos pedido, pero nos dijeron que son muy caros”, remarcó.
Añadió que, por el momento, la Ley de Discapacidad Municipal se encuentra en fase de socialización. Mientras la Ley 977, que instruye la inclusión laboral en instituciones privadas y públicas, no se cumple en su totalidad.
Tecnología
Las aplicaciones móviles y los programas de computación son las principales herramientas para la comunicación entre personas ciegas. También son un modo de acceder a medios de comunicación e interactivos.
Cada mañana, José Luis enciende su monitor, del que una voz cumple la función de guía dentro del sistema. Crear un documento, leer un libro, escuchar música, son tareas fáciles para las personas ciegas con esta facilidad. Por otro lado, envía mensajes por WhatsApp y contesta llamadas desde su celular a través de una aplicación móvil. Ésta activa una voz para la lectura de mensajes, así como la transcripción y envío de éstos.
7 cirugías en los ojos. José Luis Pozo atravesó; tres de éstas fueron en el ojo izquierdo y otras cuatro en el ojo derecho.
“Los prejuicios siguen existiendo y quizás sigan, pero hay que insistir por romperlos”
INSTITUTOS CON DIRECTORES CIEGOS
Por una decisión institucional, algunas organizaciones tienen entre sus requisitos que el director sea una persona con discapacidad por empatía. Todos los directores nacionales y departamentales del Instituto Boliviano de la Ceguera (IBC), son personas con discapacidad visual. Los directores de los todos los centros del IBC son personas ciegas.
Fuente: Los Tiempos
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