Durante el día y en salones desarmables de hasta 12 metros de altura instalados en jardines: así se realizan hoy las fiestas de graduación de bachilleres en la ciudad de La Paz. Los certificados de vacuna y las pruebas antígeno nasal negativas son la entrada a estas recepciones, donde las medidas de bioseguridad no opacan el festejo ni apagan la euforia de los jóvenes que este año salen bachilleres.
“Armamos salones al aire libre que reemplazan a los salones convencionales, pero que los superan en esplendor, porque en el interior pueden haber árboles, palmeras y mucha vegetación, que ayuda a la oxigenación. En estos salones desmontables también suelen haber pájaros, mucha naturaleza, porque los instalamos en jardines; eso es lo que ofrecemos”, afirma Grace Pinto, administradora de Los Duendes, una casa de eventos ubicada en Río Abajo.
Estos salones desmontables tienen más de un ambiente. “Son varios salones lujosos, rodeados por ambientes verdes, incluso con áreas para fumadores; no existe un solo espacio que no sea ventilado”, asegura Pinto.
Alejandra Gutiérrez, coordinadora de eventos sociales y corporativos de la empresa Wayra, indica que en estos escenarios naturales la atención a los invitados y el servicio de comida y bebida se organiza con dos claros objetivos: que los garzones y meseros no se aglomeren y que los alimentos y bebidas no estén al descubierto. En ese sentido, las graduaciones con servicio buffet ya no se estilan.
“La comida se la sirve en la cocina y sale inmediatamente a las mesas; los postres y bebidas llegan sellados a los invitados. Ninguna alimento puede estar al descubierto, como antes la torta, por ejemplo”, explica.
Grace Pinto añade que la vajilla en la que se sirvió a los invitados no regresa a la cocina porque se la lava en otra área.
Mesas familiares
En los salones desmontables la organización de las mesas guarda los espacios establecidos en los protocolos de bioseguridad y se las organiza por familia para “no mezclar a los invitados”.
“Cada familia tiene su mesa. Guardamos todas las medidas de bioseguridad que, como sector, establecimos en un protocolo que definimos con las autoridades municipales, pero atendiendo también los pedidos de nuestros clientes, que lo primero que nos consultan a la hora de contratar nuestros servicios es, por ejemplo, con qué espacio contamos. Son muy minuciosos al ver si los ambientes tienen ventilación, si hay un buen espacio entre mesa y mesa”, señala Grace Pinto.
Alejandra Gutiérrez añade que en los eventos incluso se cuenta con la presencia de una brigada médica, por precaución.
“Es personal médico que mide la oxigenación y temperatura, entrega a los invitados una declaración jurada de que no tienen covid; controlan los certificados médicos y las pruebas antígenos nasal. El personal se queda durante toda la fiesta, por si se presentara algún imprevisto”, remarca.
Los eventos de graduación organizados en estos salones desmontables, al aire libre, tienen un costo que va desde los 150 hasta los 350 bolivianos por persona, dependiendo si para la fiesta se quiere un conjunto en vivo.
Más tiempo
En estos tiempos de pandemia las fiestas de graduación y todas en general toman mucho más tiempo en su montaje.
Grace Pinto indica que en el caso de su empresa armar un salón toma hasta tres semanas. “Si el salón tendrá césped, tiene que ser de primera, y para eso tiene que haber una relación con el sol, lo que necesita tiempo”, dice.
Gutiérrez añade que para evitar aglomeración del personal del servicio y de los grupos musicales, se trabaja en turnos. “No podemos tener a todos al mismo tiempo montando la fiesta. Los grupos, por ejemplo, deben traer sus instrumentos y equipos un día antes”, precisa.
Este fin de semana, Alejandra tuvo a su cargo una graduación en un local abierto ubicado en Río Abajo. El evento comenzó por la tarde, momento en el que se realizó el acto central: la entrega de certificados a los bachilleres y el baile del vals. Al final del acto se ofreció bocaditos y un brindis.
La comida estuvo a cargo del chef Marco Bonifaz, que ofreció una entrada fría y de plato fuerte lomo de res con dos acompañamientos. Al final de la tarde, antes del final de la recepción, el cocinero deleitó a los invitados con un fricasé.
El siguiente sábado se realizará la fiesta de graduación de la promoción del colegio Instituto Americano. Camila Ledezma está emocionada esperando el evento, pero también se siente algo triste y frustrada porque en los últimos dos años apenas vio a sus compañeros en persona.
“Casi dos años estuvimos meses con clases virtuales; hace unas semanas volvimos al colegio, pero por los barbijos no podía reconocer a algunos de mis compañeros. Es muy frustrante porque con muchos estuve en clases desde básico y de pronto no los vi y después de la graduación tal vez jamás los vuelva a ver”, expresa.
Sabe que en la fiesta de su graduación no verá a todos sus compañeros, porque muchos vienen de familias antivacunas que prefieren no asistir a la recepción, pero está dispuesta a divertirse. “Trataré de disfrutar hasta el final, aunque tengo muchos sentimientos encontrados”, dice la flamante bachiller.
FUENTE: PÁGINA SIETE