Ocho meses después del terremoto que azotó el sur y el centro de México, causando cientos de muertes y graves daños estructurales, medio millar de alumnos del municipio de Acapulco continúan estudiando en condiciones precarias, dentro de aulas improvisadas en una cancha de fútbol.
En el movimiento sísmico del 19 de septiembre, de magnitud 7,1, la escuela primaria Plan de Ayala fue uno de los centros educativos afectados, de los 15.000 que hubo en todo el país con daños de diferente gravedad.
La institución, ubicada en la zona de Zapata, tuvo que interrumpir sus labores habituales porque el dictamen elaborado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) después de la revisión obligatoria estableció que no era apta para dar clases.
PROFESORES
Inicialmente, los profesores siguieron dando las lecciones en el patio y a las afueras de la escuela, que hoy en día sigue presentando daños que atestiguan su inestabilidad. En noviembre, se trasladaron a la cancha.
“Son aulas que tienen lámina, que tienen lonas, son paredes improvisadas también con láminas, herrería”, explica a EFE el director de la escuela, Ángel González.
González es consciente de que las condiciones no son las adecuadas para impartir clases, pero por el momento no hay otra alternativa: “Estamos aquí porque no quisimos interrumpir el servicio a los niños”, remarca.
La Secretaría de Educación del estado de Guerrero prestó una decena de carpas para que los niños tomaran clases allí.
DIRECTOR
No obstante, este número -señaló el director- es insuficiente para crear aulas para todos los alumnos, porque la escuela contaba con un total de 18 salones.
Dentro de las aulas, los alumnos se distribuyen en el poco espacio disponible, con pequeñas mesas y sillas de plástico.
En algunas clases, los niños se concentran en pequeños grupos, mientras que en otras forman hileras que dejan poco espacio entre una mesa y otra.
Después de los terremotos del 7 y el 19 de septiembre, que dejaron un total de 467 víctimas mortales, las autoridades se afanaron en la construcción de aulas temporales, con el objetivo de que los menores reanudaran las clases cuanto antes.
ALUMNOS
De acuerdo con datos de la SEP, en marzo el 99,9 % de los alumnos de los estados afectados se encontraba tomando clases.
No obstante, organizaciones como Save the Children y Unicef han expresado que la calidad de la educación todavía no es la deseable y que continúa el riesgo de deserción.
En las aulas en la que estudian los alumnos de Plan de Ayala, el calor es uno de los problemas que más afectan en el desarrollo de las jornadas.
Actualmente, la temperatura en esta ciudad sureña ronda los 30 grados y el calor se potencia con las paredes de lámina y la masificación.
“Parece que estamos cerca de allá donde está Lucifer, (es) muy fuerte”, refiere González.
Para intentar remediar esta cuestión, los profesores disponen de ventiladores en las aulas -han llegado a colocar hasta cinco en un mismo salón- y finalizan antes el horario de clases.
PROBLEMAS
Pese a todos estos problemas, para el personal de la escuela no hay otra opción que no sea continuar con las clases en la cancha. “Es nuestro trabajo”, concluyó el director.
Acapulco, uno de los puntos de referencia para el turismo nacional, es además una de las ciudades de México más golpeadas por la criminalidad.
Un informe del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal posicionó a esta urbe como la tercera más violenta del mundo en 2017, con una tasa de 106,63 homicidios por cada 100.000 habitantes, después de la mexicana Los Cabos y la capital de Venezuela, Caracas. (EFE)
Fuente: El Diario
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